Colombia.- La historia de Rafael Mendoza está escrita con lucha, deseos de salir adelante y confianza. Con apenas 7 años de edad recibió su primer golpe emocional, cuando su padre falleció y su mundo se derrumbó.
La pérdida inesperada de su progenitor en una accidente aéreo lo obligó a trabajar; primero en una tienda familiar y después buscó su camino.
A los 12 años de edad empezó a limpiar hojas de tamales para ganarse la vida. Una vecina, a quien recuerda con mucho cariño, lo motivó a aprender a cocinar.
“Comencé limpiando las hojas, luego también rellené los pavos, me tocaba moler el maíz y mis manos quedaban casi sangrando de lo que me tocaba echar todo ese maíz a la máquina para molerlo, pero ahí me hacía tamales y a la gente le gustaba”, relata Rafael Mendoza.
El esfuerzo fue creciendo día a día hasta convertirse en un cocinero y llegar a un negocio conocido como La Fragata, donde adquirió los conocimientos necesarios.
Su sueño se iba forjando, cuando un cliente le propuso que le comprara su pizzería. “Él ya tenía el negocio organizadito y apenas me dijo eso yo córrale para buscar la plata, saqué muchos préstamos (...) yo solo tenía 180.000 pesos en el bolsillo (unos 3 millones de pesos a la fecha) y me lo vendía en cuatro millones de pesos, entonces me asocié con un conocido, presté plata y puse mi parte. Alcancé a reunir 2’400.0000 pesos (unos 44 millones de pesos a la fecha) para comprar el negocio y las cosas de cocina”.
Así comenzó, Rafael Mendoza lo que hoy en un reconocido negocio que vende millones de pizzas.
Seis meses pasaron para que el negocio lograra establecerse, todo iba bien; pero la vida le tenía preparada otro golpe. Narcotraficantes colocaron en su negocio una bomba y todos sus sueños se desaparecieron en cuestión de minutos.
“Me llamaron y me dijeron, vaya para el negocio porque le pusieron una bomba. Era un panorama desolador, el horno estaba torcido, era pura ceniza en todo lado, pudimos salvar algunas cositas, como dos sillas que aún tengo guardadas en la finca”, recuerda Rafal Mendoza.
El colombiano, comenzó de nuevo, volvió a pedir prestado para comenzar su negocio que tras diez años de lucha logró levantar y nuevamente la vida le enseñaba otra enseñanza.
Con el crecimiento del negocio llegaron las extorciones, las amenazas a muerte que lo obligaron a huir de Colombia en 1999. Viajó por la seguridad de su familia a Costa Rica donde estableció una pizzería que luego vendió para continuar con su proyecto en su país natal.
Diez años estuvo en esa nación vecina, pero Rafael Mendoza jamás descuidó sus negocios en Colombia, donde regresó y ahora con mayor experiencia y fuerza.
Ahora con 14 negocios prósperos, agradece a su madre el consejo que se le quedó grabado en el corazón: ‘Sea honesto por virtud y por negocio’.
“El secreto de Zirus es que es un sitio familiar, viene desde el más pequeño hasta el adulto mayor y generamos confianza… Estamos metidos en el corazón de las familias’, dijo sobre la preferencia de los clientes.