Por pretender ser Hulk el brasileño Romario Dos Santos Alves se inyectó durante años un aceite (Synthol) en los biceps para que éstos se parecieran a los del auténtico superhéroe.
El problema vino cuando esta sustancia se solidificó y estuvo a punto de perder sus extremidades superiores, afortunadamente los médicos pudieron extirparle los cristales que se le habían formado en los brazos. "Quiero que otras personas vean los peligros, podría haber muerto, y todo porque quería músculos más grandes. Simplemente no vale la pena", declara.