El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha enviado un mensaje claro a la Corte Penal Internacional (CPI) al visitar Mongolia, uno de los países habilitados para detenerlo y cumplir la orden de captura.
Desde que el presidente Vladimir Putin anunció su viaje, cientos de países pidieron al presidente mongol, Ukhnaagiin Khurelsukh, cumplir con el tratado que firmó en el 2000.
A pesar de los llamados, Mongolia se ha negado a ejecutar el arresto; demostrando la política de neutralidad que impulsa su gobierno.
El reto y la burla del mandatario ruso se aplicaría en que es la primera vez que viaja a un país miembro de la Corte Penal Internacional, y que este decide no cumplir con las disposiciones del Estatuto de Roma.
Con la firma del tratado, Mongolia estaba obligada a detener a Putin luego que se emitió la orden de arresto el 18 de marzo de 2023.
La CPI acusa al líder ruso por la deportación ilegal de niños ucranianos y su traslado de zonas ocupadas en Ucrania a Rusia, lo que supone un crimen de guerra.
El organismo penal mundial reaccionó a la negativa de su aliado a detener al mandatario ruso, señalando que está protegiendo a un fugitivo de la justicia.
“Proteger a un fugitivo de la justicia internacional no solo equivaldría a obstruir la justicia. Si Mongolia proporciona al presidente Putin un refugio seguro, aunque sea temporal, se convertirá en la práctica en cómplice de la garantía de la impunidad para algunos de los crímenes más graves según el derecho internacional”, dijo la CPI sobre la visita de Putin.
Se desconoce si la Corte pedirá que el caso de Mongolia sea analizado por la Asamblea de los Estados Pares y calificar su negativa de detener a Putin como un procedimiento de incumplimiento.