En la mayoría de las escuelas de Japon, los estudiantes de primaria no solo tienen que lavar, barrer y trapear, también tienen que lavar los baños como parte de sus actividades escolares.
"En la escuela, un alumno no sólo estudia las materias, también aprende a cuidar lo que es público y a ser un ciudadano más consciente", explica el profesor Toshinori Saito.
Los estudiantes comen en la misma aula y son ellos mismos los que organizan todo y sirven a sus colegas. Y, después de la merienda, es hora de limpiar la escuela.
Los alumnos se dividen en grupos, cada uno de los cuales es responsable de lavar lo que se utilizó durante la comida y de la limpieza del salón, los corredores, las escaleras, de lavar el piso y los baños.
No es que en Japón no haya personal profesional encargado del aseo en las escuelas. Los hay y se conocen como yomushuji.
Michie Afuso, presidente de ABC Japan, una organización sin ánimo de lucro que asiste a la integración de extranjeros y japoneses, dice que la obligación también hace que los niños entiendan la importancia de limpiar lo que está sucio.
Un reflejo de eso se pudo ver en la Copa Mundial de Brasil, cuando los aficionados japoneses llamaron la atención al limpiar las gradas durante los juegos.