Siria.- La historia de Jad Issa ha rotó todo estereotipo en contra de las personas con síndrome de Down, este hombre crió a su hijo sin obstáculos y le dio los estudios como médico.
Issa, jamás imaginó que se casaría y formaría una familia; pero la vida le tendría una sorpresa y una mujer que le mostraría que el amor sí existe.
Cuando nació su hijo, Sader, muchos apostaban a que no sabrían como cuidarlo o jugar con él por su condición. Jad estaba dispuesto a demostrar que con trabajo duro todo se pude.
Este padre crió a su hijo jugando, amándolo, enseñándole y trabajando para darle todo lo que necesitaba.
“Creo que me habría sentido mucho menos emocionado por la vida y mucho menos apasionado por los que hago su no hubiera tenido a mi padre”, dijo Sader.
Este magnífico hombre trabajó en un molino de trigo, empezó a ahorrar para garantizar los estudios de su hijo y logró lo que tanto se propuso.
Ahora todo su esfuerzo es recompensado, el orgullo de ver a su vástago se nota en el brillo de sus ojos cuando relata que su “hijo es médico”.
El médico además de admirar a su padre por la dedicación y por como lo crió, destaca el amor que tiene por su madre.
“Estoy orgulloso por mi padre, pasamos el tiempo libre viendo películas”, concluyó.