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El 15 de diciembre de 1999, Venezuela fue testigo de una de sus peores catástrofes naturales cuando intensas lluvias provocaron deslaves, inundaciones y aludes que devastaron la región de Vargas. Con un saldo oficial de 16.000 muertos, 94.000 damnificados y 130.000 evacuados, la tragedia dejó cicatrices imborrables en el país. En medio del caos, una historia de valentía se destacó: la del perro Orión, un rottweiler de la familia Pérez Mercado, que se convirtió en un héroe al salvar a 37 personas durante las inundaciones.
Orión, que presintió la tragedia, ladró insistentemente horas antes de que comenzaran los deslaves, alertando a su familia sobre el peligro inminente. Mauricio, su dueño, decidió llevar a sus parientes a la azotea de la casa, donde horas más tarde fueron rescatados por un helicóptero. Sin embargo, Orión quedó atrás. En lugar de rendirse, el valiente can se lanzó al agua y rescató a una niña de morir ahogada. Luego, volvió para salvar a una adolescente, y así continuó ayudando a los afectados por la inundación.
Los vecinos y testigos de la hazaña reconocieron a Orión como un héroe, y su valentía fue premiada por los gobiernos de Rusia, Estados Unidos y España. Su legado sirvió de inspiración para el entrenamiento de perros rescatistas en Venezuela. Aunque Orión falleció en 2001, su historia perdura en la memoria colectiva y recientemente fue inmortalizado con una estatua en su honor, como símbolo de coraje y esperanza en momentos de adversidad.
