China implementó en 2025 una nueva Ley de Divorcio y División de Propiedad que pone fin al reparto automático de bienes entre esposos. A partir de ahora, cada parte solo podrá reclamar aquellos bienes que pueda demostrar haber comprado o en los que haya contribuido económicamente.
Esta reforma representa un cambio importante respecto a la normativa anterior, que reconocía los bienes adquiridos durante el matrimonio como propiedad compartida, incluyendo el valor del trabajo doméstico y el cuidado de los hijos.
Sin embargo, la nueva ley ha generado controversia. Diversos críticos advierten que podría perjudicar principalmente a las mujeres que dejaron sus empleos para dedicarse al hogar y a la familia. Por su parte, el gobierno defiende la medida argumentando que busca reducir disputas por propiedades y prevenir fraudes matrimoniales.