Un cuadro invaluable saqueado por los nazis y que terminó en un museo español no tiene que ser devuelto a la familia de su propietaria judía original, según la decisión de un trío de jueces.
La decisión judicial del martes, en lo que quizás sea el caso más destacado de restitución de arte de la Segunda Guerra Mundial, sorprendió a la familia e incluso llevó a una de las juezas a decir que iba en contra de su "brújula moral".
En 1939, mientras intentaba huir de Alemania, la coleccionista de arte judía Lilly Neubauer fue obligada por los nazis a vender el cuadro impresionista "Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia" de Camille Pissarro.
Nunca se le permitió acceder a la cuenta bancaria donde se pagó la tarifa, según documentos judiciales citados por Business Insider.
El cuadro, que representa una escena de calle en París en tonos apagados y lluviosos, fue creado en 1897 y muestra la vista desde la ventana del hotel de Pissarro, según el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza de Madrid, que hoy posee la pintura.
Después de la guerra, un tribunal estadounidense de apelaciones de restitución dictaminó que Neubauer seguía siendo la propietaria del cuadro, que ella creía perdido o destruido. El gobierno alemán le pagó a Neubauer el valor del cuadro en ese momento, equivalente a unos $250,000 en dinero actual, como indemnización.
Hoy en día, se estima que el cuadro vale alrededor de $30 millones.
Después de cambiar de manos varias veces, el cuadro fue comprado por un noble español, el barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza, cuya colección de arte es ahora propiedad de una organización sin fines de lucro respaldada por el estado español y lleva su nombre.
En 2000, uno de los descendientes de Neubauer, Claude Cassirer, residente en California, descubrió que el cuadro estaba en exhibición en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza de Madrid y solicitó su devolución, pero España se negó.
Desde entonces, se han llevado a cabo litigios en torno al cuadro.
El caso, que ha durado décadas, cobró más relevancia en abril de 2022, cuando la Corte Suprema de EE. UU. lo reabrió, devolviéndolo al Tribunal de Apelaciones del Noveno Circuito de California, según informó en ese momento The Art Newspaper.
Los jueces dijeron que la determinación dependería de qué ley se aplicara en este caso, la de España o la de California. El organismo respaldado por España no sabía que el cuadro había sido saqueado cuando compró la colección, afirmaron los jueces, dándole un reclamo más sólido dentro de la ley española.
"Según la ley de California, los demandantes recuperarían la obra, mientras que bajo la ley española no lo harían", escribieron.
Finalmente, dijeron que la decisión reposaba en cuáles intereses se verían más perjudicados por la decisión en su contra.
"El panel concluyó que, en función de los hechos de este caso, los intereses gubernamentales de España se verían más perjudicados por la aplicación de la ley de California que los intereses gubernamentales de California se verían perjudicados por la aplicación de la ley española", escribieron. "Por lo tanto, debe aplicarse la ley española"
La decisión ha desconsertado a la familia, según Sam Dubbin y no explican cómo España tiene algún interés en aplicar sus leyes para lavar la propiedad de los despojos de la guerra, dijeron los abogados de la familia en un comunicado.
El museo recibió con agrado la decisión, argumentando que ni la organización respaldada por el estado español ni Thyssen-Bornemisza sabían que el cuadro estaba robado cuando lo compraron.
La familia discrepó, diciendo que debería haber realizado una mayor diligencia debida, informó el Times.
Una de las juezas, Consuelo Callahan, dijo que aunque estaba de acuerdo con la decisión, iba en contra de su "brújula moral", según el comunicado.
Añadieron que ella creía que "España debería haber renunciado voluntariamente al cuadro".