Una monja católica, la hermana Anna Donelli, fue arrestada este jueves por la policía italiana bajo la acusación de servir como intermediaria entre la mafia y los prisioneros, según un comunicado oficial. Donelli, aprovechando su acceso privilegiado como parte de su labor espiritual, llevó mensajes entre miembros de la mafia y reclusos, actuando en múltiples ocasiones a favor del grupo criminal.
La investigación, encabezada por la Fiscalía de Brescia desde septiembre de 2020, culminó en la detención de Donelli junto a otras 24 personas. Durante la operación, las autoridades arrestaron a sospechosos en las provincias de Brescia, Milán, Reggio Calabria, Como, Lecco, Varese, Viterbo, y en España, además de confiscar bienes valorados en más de 1,8 millones de euros. Entre los detenidos se encuentran dos políticos, cuyos nombres no fueron divulgados, evidenciando los persistentes vínculos entre la mafia y funcionarios electos.
Los sospechosos enfrentan cargos por actividades mafiosas como extorsión, tráfico de armas y drogas, receptación de bienes robados, usura y manipulación electoral. Según las autoridades, estas operaciones están vinculadas a una asociación criminal de origen 'ndrangheta, específicamente del clan "Alvaro," con raíces en Sant'Eufemia d'Aspromonte (RC) y operativa en la provincia de Brescia desde hace años.
Italia lleva décadas combatiendo las actividades de la mafia, pero los esfuerzos apenas logran reducir el flujo continuo de sus operaciones. En 2023, los tribunales italianos condenaron a 207 personas a un total de 2,100 años de prisión por su relación con la 'ndrangheta. Además, en marzo, el gobierno amplió un controvertido programa destinado a retirar a los niños de familias mafiosas para romper el ciclo de criminalidad transmitido a las nuevas generaciones.
El caso de la hermana Donelli resalta la complejidad de combatir una red mafiosa que continúa infiltrándose en diversos sectores de la sociedad italiana, incluso en espacios aparentemente intocables como el religioso.