El arresto de menores palestinos, según describe el abogado Khaled Quzmar de Defense of Children International - Palestine (DCIP), suele ocurrir en sus propias casas. En estas operaciones, numerosos soldados irrumpen en las viviendas durante la noche, a veces forzando la entrada, para buscar al niño y llevarlo, ingresando incluso en su habitación con armas para despertarlo.
Una vez detenidos, estos niños son trasladados a centros de interrogatorio donde no tienen la presencia de familiares ni abogados. En estos lugares, según denuncia Quzmar, sufren tortura psicológica y, en ocasiones, física, lo que lleva a muchos a confesar delitos bajo presión, delitos que en realidad no han cometido.
El Servicio Penitenciario de Israel (IPS) afirma no tener conocimiento de estas denuncias, asegurando que los prisioneros y detenidos tienen derecho a presentar quejas que serán examinadas por las autoridades oficiales.
Organizaciones como Save the Children y la UNRWA han mostrado preocupación por la situación de estos menores palestinos, señalando abusos físicos y emocionales. Según un informe de Save the Children, la gran mayoría de estos niños ha experimentado golpes, registros humillantes e incluso heridas durante el momento de la detención, incluyendo fracturas óseas y heridas de bala.
La jurisdicción militar israelí en Cisjordania y Jerusalén Este somete a los palestinos, incluidos los niños, a juicios militares. Esta situación ha llevado a que, según estimaciones de organizaciones como Save the Children, unos 10.000 menores palestinos hayan sido recluidos en el Sistema de detención militar israelí en las últimas dos décadas.
A pesar de la legislación que establece la edad mínima de responsabilidad penal en Israel y en la que se afirma que los menores de hasta 12 años pueden ser juzgados y encarcelados, Khaled Quzmar alega que la legislación militar israelí permite arrestar a palestinos de cualquier edad. Defense of Children International - Palestine ha registrado casos de niños de tan solo 6 años que han sido detenidos y liberados horas después.
Se relata el caso de Karim Ghawanmeh, de 12 años, quien fue detenido en su casa en Cisjordania. Durante su arresto, afirma haber sido maltratado físicamente y obligado a presenciar imágenes impactantes. A pesar de haber cumplido los 12 años, la justicia militar ya no lo considera un niño, sino un "joven".
El servicio de prisiones de Israel ha defendido que los menores bajo su custodia han sido encarcelados por delitos graves como intento de homicidio, agresión y lanzamiento de explosivos, delitos que, según ellos, justifican su detención.