La prima del cerebro de los atentados de París, que murió en el asalto policial del miércoles en las afueras de París, no hizo estallar su carga explosiva como pensaban las autoridades en un primer momento.
Durante el asalto en Saint Denis, una persona atrincherada en el apartamento hizo estallar su carga, y los investigadores pensaban que se trataba de una mujer. Pero, según una fuente policial, en realidad fue un hombre el que murió como kamikaze en un momento en que Hasna Aitboulahcen estaba a su lado.
Lo que aún queda por resolver es la identidad del tercer cuerpo hallado entre los escombros del edificio donde tuvo lugar la operación policial. El último terrorista por identificar –un hombre– sería el que activó los explosivos que llevaba encima.
La mujer tenía 26 años y había nacido en la localidad francesa de Clichy-la-Garenne, en los suburbios del norte de la capital francesa. Sus conversaciones estaban siendo escuchadaspor sus nexos terroristas, por su posible participación en tráfico de estupefacientes y, desde el viernes pasado, por sus vinculaciones con los yihadistas que atacaron París.
Justamente estas escuchas permitieron a los investigadores rastrear su paradero y detener a siete terroristas, además de abatir a Abdelhamid Abaaoud. Según las autoridades, ella nunca fue a Siria ni a Irak, pero sí colaboró con los atentados en Francia.
La historia de Hasna ha impactado al mundo, sobre todo después de que su familia la describiera como una joven que no tenía ningún interés por la religión y a la que le gustaba beber, fumar y salir de fiesta.
Su hermano, Youssouf Ait Boulahcen, aseguró que ella no mostraba ningún interés por la religión, que nunca había leído el Corán y que había comenzado a usar el velo sólo hacía un mes. “Ella vivía en su propio mundo. No estaba interesada en el estudio de la religión”, dijo.
Su madre, cuyo nombre se desconoce, vive en un bloque de pisos en Aulnay Sous Bois, un suburbio a 20 minutos a las afueras de París. Sus amigos también la describieron como una chica que fue apodada “la vaquera”, debido a su pasión por los grandes sombreros de cowboy.