El domingo pasado, el Observatorio de Dinámica Solar de la NASA compartió diversas imágenes del Sol, en las cuales se muestra una extensa región oscura cercana al polo sur de la estrella, conocida como 'agujero coronal'. Esta área emite una cantidad mínima de radiación, pero al mismo tiempo, es la principal fuente de partículas del viento solar. El agujero coronal se formó como resultado de una erupción en un filamento magnético solar, lo que generó una gran "explosión de fuego" en el hemisferio sur el 1 de noviembre. Los filamentos son estructuras grandes y brillantes de material solar y campos magnéticos que se desarrollan desde la superficie visible del Sol. Cuando estallan, pueden dar lugar a llamaradas solares y expulsiones de masa coronal. Se anticipa que la liberación de CME esta semana desencadenará tormentas solares que impactarán en la Tierra y originarán auroras boreales en diversas regiones del planeta. La Agencia Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos señaló que es probable que una corriente de alta velocidad proveniente del agujero coronal afecte a la Tierra a partir del 8 de noviembre, y sus efectos podrían extenderse hasta el 10 de noviembre. Simultáneamente, la NOAA informó que la tormenta geomagnética ya alcanzó la categoría G3 el pasado domingo.
Esta actividad solar tiene lugar dos décadas después de la "mayor erupción solar de la era espacial" que ocurrió el 4 de noviembre de 2003. En ese momento, la tormenta geomagnética provocada por dicha erupción tuvo repercusiones globales, interrumpiendo las comunicaciones por radio, el tráfico aéreo y las redes eléctricas.