Un informe desarrollado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha revelado que la guerra entre Rusia y Ucrania agrava el hambre en el mundo, específicamente en los países más pobres.
De acuerdo con el estudio, la dependencia de suministros como el trigo ruso, petróleo y el aceite de girasol ucraniano han tenido graves consecuencias en la asistencia alimentaria.
Las naciones con más afectación a nivel regional son Yemen, Etiopía, Afganistán y Siria, aunque los efectos repercuten a nivel internacional por el alza al precio de los carburantes.
El conflicto entre las naciones provocará que el Programa Mundial Alimentos (PMA) incremente su presupuesto para combatir el hambre en el mundo.
“El aumento del precio del petróleo originado por la guerra también complica la logística del programa de la ONU, acrecentando el problema", se indicó desde el PMA.
Se estima que unos 13 millones de toneladas de trigo y 16 millones de toneladas de maíz se encuentran congeladas por las sanciones, alimentos que no están entrando a la cadena alimenticia mundial.
El panorama del hambre mundial se agudiza con la cantidad de ucranianos que huyen de su país tras la operación militar rusa que busca impedir que Ucrania pierda la neutralidad del su territorio.
Por su parte, la Organización de las Naciones Unidad para la Alimentación (FAO) informó que el 30% de los cultivos de Ucrania no podrían sembrarse por el impacto de la guerra.
“Detrás de todo esto, el diálogo político es primordial. Sin avances de los gobiernos y los actores del conflicto, la crisis humanitaria seguirá empeorando y responder a ella será cada vez más difícil”, indicó la FAO.