Las aguas residuales de la planta nuclear de Fukushima se encuentran en el centro de una polémica mundial debido al plan de Japón de verterlas en el océano. A pesar de contar con la aprobación de las Naciones Unidas (ONU), esta iniciativa sigue enfrentando resistencia tanto a nivel local como internacional.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) respaldó recientemente el proyecto al afirmar que cumple con los estándares internacionales de seguridad. Rafael Grossi, director de este organismo de control de la ONU, aseguró que el impacto radiológico de esta acción sería insignificante tanto para las personas como para el medio ambiente.
El informe presentado por el OIEA, tras dos años de investigación, concluyó que la empresa eléctrica Tepco, encargada de operar la planta de Fukushima, y las autoridades japonesas cumplen con los estándares de seguridad establecidos.
Desde el devastador tsunami ocurrido el 11 de marzo de 2011, se han acumulado más de un millón de toneladas de aguas residuales tratadas en la planta nuclear. Ahora, con la aprobación del proyecto por parte del OIEA, Japón planea comenzar a verter estas aguas en el océano a partir de agosto.
A partir del desastre, Tepco ha estado bombeando agua para enfriar los reactores nucleares de Fukushima. Esto ha resultado en la generación diaria de grandes cantidades de agua contaminada, aproximadamente 100 metros cúbicos al día, la cual se ha almacenado en enormes tanques.
Por el momento, más de 1.000 tanques han sido llenados con estas aguas residuales. Sin embargo, Japón considera que esta solución no es sostenible a largo plazo y busca liberar gradualmente esta agua tratada en el océano Pacífico a lo largo de 30 años.
Pese a que la liberación de agua tratada en el océano es algo común en las plantas nucleares, en este caso no se trata de un desecho nuclear convencional, ya que surgió como resultado de un accidente.
Tepco emplea un sistema avanzado de procesamiento de líquidos, para filtrar las aguas residuales de Fukushima, logrando reducir la mayoría de las sustancias radiactivas a niveles seguros. Sin embargo, el tritio y el carbono-14 son excepciones a esta reducción.
El tritio y el carbono-14 son formas radiactivas del hidrógeno y el carbono, respectivamente, y resultan difíciles de separar del agua. Estas sustancias se encuentran naturalmente presentes en el medio ambiente, en el agua e incluso en los seres humanos, ya que se forman en la atmósfera terrestre y pueden ingresar al ciclo del agua.
Aunque emiten niveles bajos de radiación, su consumo en grandes cantidades puede representar un riesgo. Por esta razón, la liberación de estas aguas residuales de Fukushima en el océano genera preocupación y debate sobre los posibles efectos a largo plazo en la salud y el ecosistema marino.

Foto: AFP.