Islandia se enfrenta a la posibilidad inminente de una erupción volcánica desvatadora, que amenaza con destruir el pequeño pueblo pesquero de Grindavik.
La Oficina Meteorológica del país ha anunciado que existe una probabilidad significativa de que el magma brote a la superficie en los próximos días, colocando en riesgo la vida de más de 3,600 residentes en esta localidad.
Las señales de alerta surgieron después de que más de 5.500 terremotos sacudieran la región en las últimas 48 horas, ocasionando la destrucción de carreteras y daños en estructuras durante el fin de semana.
Ante el inminente peligro, Grindavik fue evacuado precipitadamente el viernes por la noche, con muchos residentes huyendo tan rápidamente que dejaron atrás a sus mascotas y ganado.
Esta región había permanecido inactiva durante casi 800 años hasta principios de 2020, cuando comenzó una intensa actividad sísmica en la península.
Aunque las erupciones anteriores fueron relativamente pequeñas y en áreas remotas, las recientes muestran señales de representar un riesgo mucho mayor para la población y la infraestructura.
Islandia, conocida como la "tierra del fuego y el hielo", alberga aproximadamente 30 sistemas volcánicos y más de 600 fuentes termales gracias a su posición en la cordillera del Atlántico Medio, donde las placas tectónicas de América del Norte y Eurasia se separan.
A pesar de su familiaridad con las erupciones, los residentes no han enfrentado una amenaza a esta escala desde 1973, cuando parte de una ciudad quedó sepultada bajo la lava en las Islas Westman.
En una situación menos probable, la erupción podría tener lugar en una ubicación más al norte, cercana a la reconocida atracción turística Blue Lagoon y a la central eléctrica Svartsengi de HS Orka hf.
Aunque las regulaciones aéreas han cambiado desde la erupción de Eyjafjallajokull en 2010, que paralizó el tráfico aéreo en Europa, la posibilidad de interrupciones persiste, y los vuelos desde el principal aeropuerto de Islandia, Keflavik, podrían suspenderse durante al menos una hora ante una erupción inminente.