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En respuesta a la reciente quema del Sagrado Corán y la bandera iraquí en territorio sueco, las autoridades de Irak han tomado una firme postura, anunciando que romperán relaciones con aquellos países que irrespeten las santidades de los musulmanes.
Durante una reunión entre destacadas figuras del gobierno iraquí, se expresó un enérgico rechazo hacia los actos de insulto y abuso deliberado perpetrados en Suecia.
La quema del ejemplar del Corán en Copenhague, seguido por un acto similar frente a la embajada de Irak en Estocolmo, ha generado tensiones sin precedentes entre Suecia y los países islámicos, en particular con Irak. El malestar alcanzó su punto máximo cuando cientos de iraquíes protestaron en la embajada sueca en Bagdad, provocando daños y desencadenando la expulsión de la embajadora sueca en Irak.
Ante esta situación, el Gobierno iraquí tomó la decisión de retirar a su encargado de negocios de Estocolmo y procedió a ordenar la expulsión de la representante sueca en Irak, en un claro gesto de repudio.
Además, se subrayó la importancia de proteger las misiones diplomáticas de Irak en el exterior, reforzando la necesidad de salvaguardar las santidades y religiones musulmanas.
El ministro alemán de Defensa, Boris Pistorius, también se vio afectado por estos acontecimientos, ya que tuvo que cancelar su viaje a Oriente Medio, que incluía visitas a Irak y Jordania. Estos hechos han generado un escenario de alta sensibilidad y han llevado a las autoridades alemánas a reconsiderar su agenda en la región.
No obstante, las autoridades iraquíes han dejado claro que no tolerarán insultos a su fe y cultura, tomando acciones contundentes para proteger sus valores sagrados y la dignidad de los musulmanes en el mundo.
