Un informe publicado recientemente por el Wall Street Journal ha destapado un extenso y deliberado esfuerzo por parte de la Casa Blanca para ocultar el deterioro del estado mental del presidente Joe Biden durante su mandato. Basado en entrevistas con casi 50 personas, el reporte pone al descubierto una estrategia de encubrimiento que buscó minimizar las preocupaciones sobre la capacidad del mandatario.
Según el informe, la administración de Biden implementó múltiples medidas para proteger su imagen. Entre ellas, se incluyó la contratación de un entrenador vocal, la reasignación de funciones presidenciales a otros funcionarios, la cancelación de reuniones en los llamados “días malos” y la limitación de su interacción con el gabinete, miembros del Congreso y otros altos cargos.
Un mensaje claro guiaba estas acciones: “Cuanto más hablen de su estado, más mal quedará”, declaró una fuente citada en el reporte. Esta estrategia también buscó restringir el acceso de la prensa para evitar preguntas que pudieran revelar la condición del presidente. De acuerdo con el diario, “los muros que rodeaban a Biden eran más altos y los controles mayores que en administraciones anteriores”.
El declive del presidente Biden, el mandatario más longevo en la historia de Estados Unidos con 82 años, se volvió más evidente hacia el final de su periodo. En un informe presentado por el fiscal especial Robert Hur, Biden fue descrito como un hombre “olvidadizo y frágil”. Sin embargo, el fiscal decidió no presentar cargos contra él por poseer documentos clasificados en su garaje, argumentando que un jurado podría percibirlo como una persona “mayor, comprensiva y bien intencionada con problemas de memoria”.
El reporte también destaca que la administración pidió a los medios minimizar la presencia de la primera dama, Jill Biden, para no resaltar el contraste entre su energía y el ritmo más pausado del presidente. Asimismo, se mencionó que en preparativos para una entrevista con el fiscal, Biden ni siquiera logró repetir las líneas proporcionadas por su equipo.
El deterioro de su salud y su capacidad para gobernar llevaron al presidente a renunciar a su candidatura para la reelección, una decisión que llegó tarde según miembros del Partido Demócrata. En noviembre, su heredera política, la vicepresidenta Kamala Harris, perdió las elecciones frente al republicano Donald Trump, lo que generó críticas al presidente por no haber dejado el camino antes.
El informe también pone de relieve el insularismo de la administración Biden. Los principales asesores adaptaron la operación de la Casa Blanca para evitar que el presidente quedara en evidencia, excluyendo historias negativas en los resúmenes diarios de noticias y acompañándolo estrechamente en viajes y apariciones públicas.
El Wall Street Journal concluye que el estado de salud de Biden, unido a una actuación vacilante en un debate clave contra Trump en junio, hizo que su agudeza mental se convirtiera en un obstáculo insalvable para continuar en la carrera por la presidencia.