Honduras encabeza la lista de los países de America Latina con el mayor numero de femicidios. El país encabeza la lista con 531 asesinatos contra mujeres seguido de Guatemala con 217 asesinatos.
Al menos 1.678 mujeres fueron asesinadas en 2014 por razones de género en 14 países de América Latina y tres del Caribe, según datos oficiales recopilados por el la CEPAL.
“No podemos permitir que sigan muriendo más latinoamericanas y caribeñas por el solo hecho de ser mujeres”, dijo este martes la Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Alicia Bárcena.
El femicidio o feminicidio es la expresión más dramática de la violencia contra las mujeres, la cual debe ser enfrentada integralmente por los Estados, considerando los factores de desigualdad económica, social y cultural que operan en la sociedad y en las relaciones de poder entre hombres y mujeres, plantea la CEPAL.
Además, 14 países de la región han tipificado el delito de femicidio (Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Perú y República Dominicana), mientras que Argentina y Venezuela establecen el homicidio agravado por razones de género en su legislación.
La CEPAL también llama la atención sobre el abuso perpetrado en la calle y en el sistema de transporte de las ciudades, el cual constituye “una de las formas más minimizadas y naturalizadas de la violencia contra las mujeres”. Perú fue el primer país en promulgar, en marzo de 2015, una ley para prevenir y sancionar el acoso sexual en espacios públicos, mientras que Argentina, Chile y Paraguay se encuentran tramitando leyes sobre acoso callejero.
De igual modo, el organismo regional de las Naciones Unidas alerta sobre el acoso político, “que atenta contra el logro de la igualdad de género, la autonomía de las mujeres y la calidad de la democracia”.
Para las candidatas a cargos de representación popular, dice la CEPAL, algunas expresiones del acoso político son la asignación de distritos claramente perdedores, la ausencia de apoyo material o humano y las amenazas y agresiones durante el período de campaña.
En el caso de las mujeres electas, el acoso contempla el nombramiento en comisiones o áreas con bajo o sin presupuesto, el trato discriminatorio por parte de los medios de comunicación, la mayor exigencia de rendición de cuentas en comparación con sus pares y la intimidación, amenazas y violencia física y/o sexual contra ellas o sus familias.