El anuncio oficial de que Florida permite la caza del oso negro ha provocado un fuerte debate en la región. La decisión, tomada por las autoridades estatales, responde a la presión de residentes preocupados por el aumento del número de osos y sus interacciones con zonas urbanas.
Sin embargo, organizaciones ambientalistas cuestionan severamente la regulación y advierten sobre posibles desequilibrios ecológicos.La caza regulada del oso negro llevaba años prohibida en Florida, tras el fuerte rechazo social que generó su intento anterior en 2015.
Según el gobierno estadual, la reapertura se justifica para controlar la sobrepoblación y evitar incidentes. Pero grupos de conservación insisten en que no existe información clara que respalde este aumento significativo de osos, y señalan que la medida podría afectar una especie que aún está recuperándose.
Quienes apoyan la decisión argumentan que el incremento en avistamientos y daños a la propiedad justifica la regulación de la especie. Sostienen que la caza controlada permitirá reducir riesgos para comunidades y animales domésticos.En contraste, ambientalistas y parte de la ciudadanía centran sus críticas en la falta de consensos científicos sólidos y en el impacto potencial sobre el equilibrio ecológico. Además, varios expertos alertan sobre la importancia de considerar otras alternativas antes de tomar medidas extremas, como mejorar los sistemas de manejo de residuos y reforzar la educación ambiental.

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