Un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), sugiere que el megalodón, el gigantesco tiburón extinto que reinaba en los océanos hace unos 3,6 millones de años, podría haber tenido sangre caliente.
Los imponentes dientes del megalodón, capaces de destrozar a cualquier presa en las profundidades marinas, han sido clave para revelar nuevos detalles sobre la forma de vida de este depredador y su eventual extinción.
Los investigadores, a través de análisis de la composición mineral del tejido esmaltado de los dientes fósiles, han logrado obtener valiosos datos para comprender mejor al megalodón.
De acuerdo con las estimaciones, se cree que este coloso marino, con sus aproximadamente 20 metros de longitud y su preferencia por cazar mamíferos marinos como las ballenas, mantenía una temperatura corporal promedio de alrededor de 27 grados Celsius, lo que suponía unos 7 grados más altos que la temperatura del agua marina.
En este sentido, su capacidad de mantener una temperatura corporal más alta le permitía tolerar aguas frías, expandiendo así su área de distribución a casi todos los rincones del planeta.
El megalodón, posiblemente el mayor tiburón de todos los tiempos, emergió hace aproximadamente 23 millones de años y desapareció hace unos 3,6 millones de años, en un periodo marcado por el enfriamiento de los océanos y el descenso del nivel del mar.
Aunque la sangre caliente podría haber sido una ventaja para el megalodón en aguas más frías, la extinción de la especie plantea interrogantes sobre la posible vulnerabilidad o el costo de mantener una temperatura corporal elevada.
El paleobiólogo Kenshu Shimada, coautor del estudio y afiliado a la Universidad DePaul de Chicago, afirmó que "la sangre caliente requiere una ingesta constante de alimentos para mantener un metabolismo elevado".
"Es plausible que un cambio en el ecosistema marino debido al enfriamiento climático y al descenso del nivel del mar haya afectado los hábitats y las poblaciones de las presas principales del megalodón, como los mamíferos marinos, lo que pudo haber llevado a su extinción", añadió.
Aunque los científicos ya tenían sospechas sobre la naturaleza de sangre caliente del megalodón, este nuevo estudio aporta la primera evidencia empírica al analizar las características geoquímicas de los dientes fósiles.