Un nuevo estudio ha revelado que los vuelos espaciales de seis meses o más tienen un impacto significativo en el cerebro de los astronautas, lo que podría requerir que los miembros de la tripulación esperen al menos tres años antes de volver al espacio.
En esta investigación, los científicos compararon los escáneres cerebrales de 30 astronautas antes y después de vuelos espaciales de dos semanas, seis meses o un año de duración.
Los resultados mostraron que los ventrículos cerebrales, que son cavidades llenas de líquido cefalorraquídeo, experimentaron una expansión considerable en los astronautas que viajaron a la Estación Espacial Internacional en misiones de al menos seis meses.
El líquido cefalorraquídeo cumple la función de proteger y nutrir el cerebro, así como de eliminar desechos. Sin embargo, cuando los astronautas viajan al espacio, los fluidos corporales se desplazan hacia la cabeza y ejercen presión sobre el cerebro, causando la dilatación de los ventrículos.
Estos hallazgos fueron publicados en la revista Scientific Reports y tienen importantes implicaciones para futuras misiones espaciales de larga duración, como el programa Artemis de la NASA, que tiene como objetivo establecer una presencia humana sostenida en la Luna, con la meta final de enviar seres humanos a destinos en el espacio profundo, como Marte.
La autora principal del estudio, Rachael Seidler, afirmó en un comunicado: “Descubrimos que a medida que las personas pasaban más tiempo en el espacio, sus ventrículos cerebrales se volvían más grandes”.
“Muchos astronautas viajan al espacio en más de una ocasión, y nuestro estudio demuestra que se necesitan alrededor de tres años entre cada vuelo para que los ventrículos se recuperen por completo”, agregó.