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Inicialmente, hubo temor e incertidumbre acerca de esta criatura acuática,conocido localmente como Paiche, era percibida como una serpiente de agua peligrosa y potencialmente venenosa. Se estima que cada año, el paiche avanza unos 40 kilómetros adicionales en los ríos de la cuenca del Amazonas.
Federico Moreno, director del Centro de Investigación de Recursos Acuáticos de la Universidad Autónoma del Beni, explica que su gran tamaño y voracidad representan una seria amenaza para las poblaciones de peces autóctonos. El paiche, un pez territorial, desplaza a las especies nativas de agua, obligándolas a refugiarse en cuerpos de agua más distantes y de difícil acceso.
No se conoce con precisión el año exacto de la aparición del paiche en Bolivia, pero se cree que su llegada se debió a un escape desde una piscifactoría en Perú, su hábitat nativo, extendiéndose posteriormente a los ríos bolivianos. Los expertos destacan su voracidad, con un crecimiento inicial de hasta 10 kilogramos por año en sus primeros años de vida, lo que implica un consumo considerable de peces.
A diferencia de otras especies depredadoras como la piraña, el paiche no posee dientes afilados, aunque su falta de estos no le impide alimentarse de pirañas, otros peces, plantas, moluscos e incluso aves, actuando como un voraz limpiador del ecosistema acuático.
El biólogo Fernando Carvajal indica que aunque no existen datos sólidos sobre el impacto del paiche, hay reportes anecdóticos de pescadores que señalan una disminución en las poblaciones de algunas especies nativas debido a su presencia. Se advierte que en unas pocas décadas, el paiche podría extenderse por todas las áreas adecuadas para su supervivencia, lo que podría tener consecuencias perjudiciales para la biodiversidad.
A pesar de las preocupaciones, la llegada del paiche ha representado una oportunidad para los pescadores locales, quienes, tras superar el temor inicial, se han percatado del potencial económico de esta especie. El desafío radica en encontrar al paiche en la vasta extensión de la Amazonía, ya que tiende a habitar aguas más tranquilas y, a pesar de preferir lagos y lagunas, migra cuando se siente amenazado.
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