El Museo del Louvre, uno de los recintos culturales más visitados del mundo, cerró temporalmente sus puertas tras una protesta inesperada de su personal, que denunció condiciones laborales insostenibles y un desbordamiento en la cantidad de visitantes. La huelga, que sorprendió tanto a las autoridades del museo como al público, fue impulsada por empleados de seguridad, venta de boletos y galeristas, quienes abandonaron sus puestos en medio de una reunión interna de rutina.
Las protestas respondieron a varios reclamos: la falta de personal, el hacinamiento constante en las salas y la ausencia de garantías laborales. Todo esto se desarrolla en un contexto de sobrecarga operativa, ya que en 2024 el museo recibió cerca de 8,7 millones de visitantes, muy por encima de su capacidad. A pesar de que la dirección limitó recientemente el acceso diario a 30.000 personas, los trabajadores aseguran que no hay un control real sobre el flujo de entrada.
Mientras el paro se desarrollaba en el interior, decenas de visitantes formaron largas filas bajo el sol en el exterior, sin recibir información clara sobre la situación. La administración del museo no emitió un comunicado oficial inmediato, aunque un portavoz declaró a The Art Newspaper que el cierre fue inesperado. Finalmente, tras una reunión entre tres representantes de la dirección y delegados sindicales, el museo reanudó sus actividades alrededor de las 14:30 horas.
No es la primera vez que ocurre una situación similar: esta fue la segunda huelga registrada en lo que va del año. Los sindicatos han señalado que el aumento desmedido del turismo, la reducción de subsidios y la presión sobre los trabajadores están deteriorando la calidad del servicio y la integridad del museo.
Ante la crisis, la directora del Louvre, Laurence des Cars, propuso una ambiciosa reestructuración: construir una nueva entrada y una sala dedicada exclusivamente a la Mona Lisa, ubicada en un complejo subterráneo con capacidad para recibir hasta 12 millones de personas al año. El proyecto, estimado en 1.000 millones de euros, ha sido duramente criticado por los sindicatos, que consideran que prioriza la imagen turística del museo por encima del bienestar del personal y la conservación patrimonial.
En paralelo, el presidente Emmanuel Macron presentó en enero de 2025 el plan “Louvre New Renaissance”, que contempla una inversión de hasta 800 millones de euros para modernizar las instalaciones, crear nuevos espacios y reubicar la entrada principal junto al Sena hacia el año 2031. Esta financiación provendrá de recursos mixtos: ingresos por boletos, fondos estatales y privados, y contribuciones del Louvre Abu Dhabi. Además, se prevé un aumento en los precios de entrada para visitantes no europeos a finales de este año.
No obstante, los trabajadores sostienen que estas medidas, aunque importantes, no resuelven los problemas inmediatos ni alivian la sobrecarga que enfrentan a diario. La protesta en el Louvre se suma a una creciente preocupación sobre cómo el turismo masivo está poniendo en jaque a las principales instituciones culturales del mundo.