Joaquín “Chapo” Guzmán Loera, quien fue el narcotraficante más poderoso del mundo, se ha quejado constantemente porque se queda con hambre por la poca comida que le dan en la cárcel de máxima seguridad en los Estados Unidos (EEUU).
No es la primera vez que el traficante mexicano denuncia los abusos de la prisión, entre los que destaca el encierro casi las 23 horas del día.
En los últimos meses, el líder del cartel de Sinaloa se ha quejado por el trato cruel e injusto que recibe en la cárcel de Colorado.
Además de asegurar que se queda con hambre por la poca comida que le dan a menudo, asegura que los tratos humillantes le han desarrollado otros padecimientos.
“Debido al trato ahora yo padezco dolores de cabeza, pérdida de memoria, calambres musculares, estrés y depresión”, dijo el Chapo en una carta enviada a las autoridades de los EEUU.
La defensa de Loera interpuso una querella con la que busca cambiar la rutina carcelaria de su cliente y mejorar las condiciones de vida en prisión.
Para el equipo de abogados no solo la comida y que su cliente no se quede con hambre serían las conquistas, argumentando el irrespeto a los derechos humanos del privado de libertad.
“Las únicas dos personas que lo pueden visitar socialmente son sus hijas. Tiene solamente dos llamadas al mes de 15 minutos con su hermana Bernarda y con su madre Consuelo, o las niñas”, manifestó la abogada de Guzmán.
Conocedores han señalado que las condiciones de extrema seguridad que EEUU implementa con el traficante de droga es para evitar que escape de prisión como ocurrió en México.