Durante décadas, los productos de lujo fueron sinónimo de exclusividad y estatus reservado para una élite económica. No obstante, esta visión está cambiando rápidamente. Nuevas investigaciones revelan que los consumidores de clase media y sectores de ingresos más bajos están desempeñando un papel central en el crecimiento del mercado de bienes de lujo a nivel mundial.
Un análisis reciente publicado en mayo de 2025 y basado en datos de la consultora Bain & Company señala que entre el 70 % y el 75 % del gasto mundial en artículos de lujo proviene de hogares con ingresos anuales que oscilan entre los 40,000 y 150,000 dólares, según la región. De forma similar, una investigación científica publicada en el Journal of Business Research estima que casi la mitad del consumo de lujo global corresponde a personas de clase media o baja, con proyecciones que indican que este grupo alcanzará los 450 millones de compradores hacia finales de 2025.
Este fenómeno ha dado lugar al concepto de “lujo aspiracional” o “lujo masivo”, en el que los consumidores adquieren productos costosos no como un hábito cotidiano, sino como una forma de recompensa personal o símbolo de superación. Estos compradores no sólo invierten en marcas reconocidas, sino que también establecen vínculos emocionales duraderos con ellas, lo que los convierte en clientes leales y repetitivos.
Para adaptarse a esta transformación, las marcas de lujo han modificado sus estrategias comerciales. Hoy en día, es común encontrar productos de “entrada” como bolsos pequeños, perfumes o ediciones especiales que combinan prestigio con precios más accesibles. Esta fórmula busca atraer al consumidor que no pertenece a la élite económica, pero que está dispuesto a hacer un esfuerzo financiero por acceder a una experiencia premium.
Sin embargo, el panorama económico global ha comenzado a afectar esta tendencia. Un informe de Business Insider publicado en mayo de 2025 indica que los hogares estadounidenses de clase media están enfrentando dificultades económicas debido a la inflación, lo que ha reducido su gasto en bienes no esenciales. Esta situación contribuyó a una disminución del 2 % en el mercado global de artículos personales de lujo durante 2024.
Además, el comportamiento de estos consumidores varía según la región. En América, el gasto en lujo cayó un 10 % durante el tercer trimestre de 2023, reflejando la incertidumbre económica. En China, muchos consumidores de clase media han adoptado un enfoque más discreto hacia el lujo debido a una creciente conciencia social sobre el consumo ostentoso, un fenómeno conocido como “vergüenza de lujo”.
Por otro lado, el futuro del mercado luce prometedor en países emergentes. Proyecciones de Bain & Company anticipan que América Latina, India y el sudeste asiático sumarán más de 50 millones de nuevos compradores de clase media alta al segmento del lujo antes del año 2030, lo que podría compensar las caídas registradas en otras regiones.
Cabe señalar que las cifras varían entre las fuentes. Algunas diferencias pueden deberse a los métodos de recopilación de datos o a las definiciones de clase media utilizadas. Por ejemplo, el Centro de Investigaciones Pew define la clase media estadounidense como aquella cuyos ingresos anuales van de $54,572 a $161,220, un rango más alto que el considerado por otras instituciones. Pese a estas diferencias, el consenso general apunta a que los consumidores de clase media representan hoy una fuerza clave en el consumo global de productos de lujo.
En resumen, el lujo ya no es exclusivo de unos pocos. Impulsado por aspiraciones personales, vínculos emocionales y cambios culturales, un nuevo tipo de comprador está reformulando el significado de lo que significa consumir lujo.