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La redada del ICE que afectó a ciudadanos originarios de Corea del Sur ha generado gran preocupación en torno al futuro de la inversión de Estados Unidos con la región asiática.
El accionar del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) podría suponer un “impacto considerable” sobre los flujos de capital estadounidense hacia Corea del Sur, debido a la incertidumbre jurídica y regulatoria que desencadenan estas intervenciones.
El presidente de Corea del Sur, Lee Jae Myung, detalló que la situación podría tener un impacto en la inversión acordada con EEUU. “Esta cuestión podría tener un impacto considerable en la inversión extranjera directa en Estados Unidos”.
Esta operación, centrada en la investigación de empresas ligadas a actividades ilegales, ha puesto bajo la lupa a varios actores clave del sector tecnológico y financiero surcoreano relacionados con firmas estadounidenses.
Analistas económicos alertan que la “redada del ICE en Corea del Sur” envía señales contradictorias a los inversionistas que han apostado fuertemente por el mercado asiático. Además, el ambiente global de inversión podría verse alterado si los procedimientos legales son percibidos como hostiles o poco transparentes.
Preocupaciones sobre el clima de inversión y reacciones internacionales
Frente a este escenario, organismos empresariales y gobiernos aliados comienzan a expresar su inquietud acerca de la seguridad jurídica para el capital estadounidense, al igual que la posible replicación de estas intervenciones en otros países.
La inversión extranjera es clave para el desarrollo económico de Corea del Sur, por lo que cualquier percepción de inestabilidad derivada de actuaciones como la del ICE podría provocar un efecto dominó en la región.
