Cada minuto, el equivalente a un camión de basura lleno de desechos plásticos llega a los océanos. De seguir esta tendencia, para 2050 habrá más plástico que peces en el mar por peso, según estimaciones científicas. Frente a este alarmante panorama, un equipo de investigadores en Japón ha desarrollado una solución que podría cambiar el rumbo de esta crisis ambiental.
Científicos del Centro de Ciencia de Materiales Emergentes RIKEN han creado un plástico verdaderamente biodegradable que se disuelve en agua salada en cuestión de horas y se descompone en el suelo en pocos días, enriqueciendo además la fertilidad de la tierra. Esta innovación representa un avance significativo respecto a los plásticos “biodegradables” tradicionales, que en muchos casos solo se fragmentan en partículas más pequeñas o requieren condiciones especiales para su descomposición.
La nueva tecnología japonesa aborda el ciclo completo del plástico, desde su producción hasta su degradación, sin dejar residuos dañinos en el medio ambiente. Al descomponerse rápidamente en el océano, el material evita la generación de microplásticos, uno de los problemas más graves asociados al plástico convencional. Además, cuando se expone al suelo, el plástico no solo desaparece en aproximadamente 10 días, sino que también libera nutrientes beneficiosos, mejorando la calidad del suelo y ayudando a combatir la degradación de tierras agrícolas.
La contaminación plástica ha alcanzado niveles críticos, afectando gravemente la vida marina y los ecosistemas globales. En este contexto, el avance logrado por Japón ofrece una alternativa viable y sostenible que podría transformar las prácticas de producción y consumo en todo el mundo.
Si se adopta a gran escala, esta innovación podría reducir de manera significativa los residuos plásticos, proteger los océanos y promover un futuro más limpio y ecológico.