El Parlamento chileno aprobó este martes la reducción de la jornada laboral semanal de 45 a 40 horas, convirtiéndose en el segundo país de América Latina, después de Ecuador, en adoptar la semana de trabajo más corta de la región.
La propuesta, que fue sancionada por la Cámara de Diputados luego de su aprobación unánime en el Senado, contempla una reducción gradual de las horas de trabajo en un plazo de cinco años.
En este sentido, esta ley prevé la posibilidad de trabajar cuatro días y descansar tres, a diferencia de la legislación actual que obliga a un mínimo de cinco días laborales.
Además, contempla la posibilidad de hacer un máximo de 5 horas extras por semana, en contraposición a las 12 horas extras que se pueden hacer en la actualidad.
Según la medida aprobada, la reducción de la jornada laboral se realizará de forma progresiva en un plazo de cinco años, durante el primer año de su aplicación se trabajará 44 horas semanales, luego de tres años se reducirá a 42 horas, y finalmente se alcanzará la meta de 40 horas en el quinto año.
La ministra de Trabajo y Previsión Social, Jeanette Jara, celebró la aprobación de la ley y afirmó que "hoy ha quedado demostrado que, aunque algunos creían que era imposible avanzar en una mejor calidad de vida para los trabajadores de nuestro país, sí se puede".
La medida, que podría ser promulgada el 1 de mayo con motivo del Día del Trabajador, fue respaldada por una "contundente mayoría", según destacó Jara.
En el año 2017, el Partido Comunista presentó el proyecto inicial, el cual encontró dificultades durante su discusión parlamentaria. Sin embargo, finalmente la ley fue aprobada con el apoyo de la mayoría de los partidos políticos, a excepción del Partido Republicano, que es de tendencia ultraderechista.
La reducción de la jornada laboral ha sido una demanda histórica de los trabajadores chilenos y la nueva ley una vez promulgada supone un paso importante en la mejora de sus condiciones laborales.