Las ráfagas rápidas de radio (FRBs, por sus siglas en inglés) son breves pero extremadamente energéticas explosiones de ondas de radio que duran solo unos milisegundos. Desde que se descubrieron en 2007, han intrigado a los astrónomos, y aunque su origen es en gran parte desconocido, se cree que podrían estar vinculadas a objetos extremos como los magnetares. Un ejemplo reciente es FRB 20220610A, cuya energía es equivalente a lo que produce el Sol en 30 años y que proviene de una galaxia muy distante. Estas ráfagas también ayudan a resolver el problema de la materia oculta en el universo, permitiendo a los científicos estudiar cómo interactúan con el material ionizado en el espacio entre galaxias.
Aunque las FRB siguen siendo uno de los fenómenos más enigmáticos del cosmos, su estudio tiene un gran potencial para desvelar algunos de los misterios más profundos del universo. Un uso fascinante de las FRB es su capacidad para ayudar a los astrónomos a abordar el problema de la materia faltante. Durante años, los cosmólogos han postulado que gran parte de la materia en el universo permanece oculta, dispersa en regiones demasiado tenues y lejanas para ser detectadas con técnicas de observación convencionales.
Este fenómeno ofrece una oportunidad única para analizar tanto las galaxias antiguas como el universo en su etapa temprana, lo que podría aportar respuestas clave sobre la estructura y evolución cósmica. A medida que se desarrollan tecnologías avanzadas como el Square Kilometre Array (SKA), se espera que la investigación sobre las FRBs crezca significativamente en los próximos años, permitiendo a los astrónomos mapear el universo de forma más precisa y responder grandes preguntas cosmológicas.