Imagen de archivo. / Cortesía.
El gobierno de Bashar al-Assad en Siria cayó la noche del sábado tras 14 años de luchas internas y un avance increíble de los rebeldes que tomaron la capital, Damasco.
La caída de Bashar fue anunciada por los rebeldes, quienes emitieron un comunicado de prensa informando que había llegado a la capital del país.
Posteriormente, Rusia confirmó que el líder político sirio había huido del país con rumbo desconocido. "Assad decidió dejar el cargo presidencial y abandonó el país, dando instrucciones para transferir el poder pacíficamente".
Mientras el derrocado presidente sirio huía, los rebeldes destruían la estatua de su padre, tomaban el control de los principales edificios y el primer ministro, Mohammad Ghazi al-Jalali, era retenido por los insurgentes.
La caída de Bashar fue avizorada por el gobierno de Joe Biden. Funcionarios indicaron que el líder de Siria caería antes del próximo fin de semana.
La caída de Assad se avizoraba por el rápido avance de la resistencia siria que en menos de una semana habían tomado el control de más de tres ciudades importantes del país.
Desde que Israel y Hezbollah anunciaron la tregua, altos funcionarios sirios denunciaron que las armas decomisadas al grupo militar libanés habían sido entregadas a los rebeldes de Siria.
La intromisión de Estados Unidos (EEUU) en el derrocamiento de Assad pasó desapercibida para la comunidad internacional, que no hizo eco a las denuncias.
Con la caída del gobierno sirio, Rusia y China pierden un aliado en Medio Oriente.
