El presidente de Botswana, Mokgweetsi Masisi, ha hecho declaraciones al diario "Bild", donde ha sugerido la posibilidad de "regalar" 20,000 elefantes a Alemania en respuesta a la prohibición de importar trofeos de caza al país europeo.
Masisi afirmó a los medios alemanes que esta medida solo empobrecería a la gente de su país.
El mandatario señaló que el número de elefantes ha aumentado considerablemente gracias a los esfuerzos de conservación, y que la caza ayuda a controlar su población. Instó a los alemanes a "convivir con los animales, tal como están tratando de decirnos que hagamos". Botswana alberga aproximadamente un tercio de la población mundial de elefantes, más de 130,000, lo que supera su capacidad de espacio.
Según Masisi, las manadas están causando daños a la propiedad, consumiendo cultivos y pisoteando a los residentes. Anteriormente, Botswana había donado 8,000 elefantes a Angola y ofrecido cientos más a Mozambique como medida para reducir la población.
"Nos gustaría ofrecer un regalo similar a Alemania", dijo Masisi, agregando que no aceptaría un no por respuesta. El ministro de Vida Silvestre de Botswana, Dumezweni Mthimkhulu, amenazó con enviar 10,000 elefantes al parque Hyde de Londres para que los británicos "tengan una idea de vivir junto a ellos".
En marzo, los diputados del Reino Unido votaron a favor de apoyar una prohibición de importar trofeos de caza, aunque la legislación aún debe superar más escrutinio para convertirse en ley.
Botswana y otros países del sur de África obtienen mucho dinero de occidentales adinerados que pagan miles de dólares por un permiso para cazar un animal y luego llevarse su cabeza o piel a casa como trofeo. Argumentan que este dinero se utiliza para ayudar a la conservación y a las comunidades locales, para que tengan menos tentaciones de dedicarse a la caza furtiva.
Los grupos defensores de los derechos de los animales argumentan que la práctica es cruel y debería prohibirse. Alemania es el mayor importador de trofeos de elefantes africanos en la Unión Europea, según un informe de 2021 de la Sociedad Humanitaria Internacional.
Botswana prohibió la práctica en 2014, pero levantó las restricciones en 2019 después de enfrentar presiones de las comunidades locales. Actualmente, emite cuotas anuales de caza, asegurando que estén autorizadas y sean estrictamente controladas.