Bernardo Arévalo, el candidato sorpresa de las elecciones, ganó la presidencia de Guatemala a pesar de las acusaciones por supuesta corrupción en contra de su partido, el Movimiento Semilla.
El líder político se convirtió en el presidente electo de los guatemaltecos tras enfrentarse en una segunda vuelta electoral con Sandra Torres y superarla por más del 23% de los resultados electorales.
Arévalo, de 64 años de edad, logró entrar al balotaje luego de no aparecer en las encuestas como posible candidato, dando una sorpresa a la clase política del país centroamericano.
La propuesta que logró ganar el corazón del electorado fue la lucha contra la corrupción. Para el presidente electo, derrotar el flagelo permitirá mejorar la salud, educación y economía del pueblo guatemalteco.
“Desde el ejecutivo comenzar un desmontaje de las distintas formas, de la manera como se han desarrollado estos procesos de acoso a las distintas instituciones”, dijo en su momento el nuevo presidente de Guatemala.
Para lograr su lucha anticorrupción impulsará un “Gabinete Específico Anticorrupción”; este nuevo órgano deberá formular propuestas para reformar leyes y acuerdos a fin de potenciar la transparencia.
Los cambios incluirán que las personas que sean condenadas por actos de corrupción sean inhabilitadas para ejercer cargos públicos, conocida como la "muerte civil".
En materia de seguridad, Arévalo propone controlar los territorios o colonias con presencia policial permanente y mejorar el controlar de las cárceles.