El precio del café alcanzó un nuevo récord esta semana, impulsado por la reciente incertidumbre generada por el presidente Donald Trump, quien amenazó con imponer un arancel del 25% a las exportaciones de café de Colombia. Aunque la medida no llegó a concretarse, el mercado global reaccionó con nerviosismo.
Colombia, el tercer mayor productor de café del mundo después de Brasil y Vietnam, juega un papel clave en el mercado del café arábico. La sola mención de los posibles aranceles hizo que los precios de los futuros de café subieran de US$ 3,48 por libra el viernes a US$ 3,53 este martes, representando un aumento del 1,7%.
Según Dan Gardner, presidente de la firma Trade Facilitators, "la incertidumbre introducida en un sistema de comercio global genera volatilidad inmediata en los mercados".
Sin embargo, el aumento de precios no se debe exclusivamente a la política estadounidense. Desde 2011, factores como el clima adverso en regiones productoras como Brasil y Colombia han reducido las cosechas, incrementando la presión sobre la oferta. Aunque la producción ha mejorado, sigue sin satisfacer la creciente demanda global.
Ryan Delany, analista de Coffee Trading Academy, señaló que “el mercado no ha tenido un respiro”, ya que se espera que la próxima cosecha tampoco logre estabilizar los precios.
Estados Unidos, que importa la mayor parte de su café, es un importante consumidor del grano colombiano. Según la Oficina del Censo, Colombia fue el segundo mayor proveedor de café para Estados Unidos en 2024, con exportaciones por valor de US$ 1.400 millones. Grandes empresas como Starbucks y Nestlé adquieren gran parte de su café en Colombia, aunque suelen fijar precios con años de antelación, lo que protege parcialmente a los consumidores de incrementos inmediatos.
A pesar de que la amenaza arancelaria se disipó, persiste el temor de que medidas similares puedan reaparecer, especialmente en un contexto de deportaciones masivas hacia América Latina. Esto ha llevado a exportadores e importadores a tomar precauciones, como ajustar gradualmente los precios para crear reservas ante posibles cambios en las políticas comerciales.
Según Tyler Schipper, economista de la Universidad de St. Thomas, el aumento de los precios mayoristas del café probablemente se reflejará pronto en los supermercados. "Los consumidores tendrán dificultades para distinguir el impacto de las amenazas arancelarias de la dinámica subyacente del mercado del café", comentó.
En conclusión, los precios del café seguirán siendo altos debido a una combinación de factores climáticos, logísticos y políticos. Con o sin aranceles, el panorama actual sugiere que disfrutar de una taza de café podría volverse más costoso en el futuro cercano.