Amy Spicer, la piloto de aeronaves eléctricas más joven del mundo

Amy Spicer, la piloto de aeronaves eléctricas más joven del mundo

La pequeña de 10 años de edad empezó a forjar sus sueños desde los 7 años, convirtiéndose en la piloto de aeronaves eléctricas más joven del mundo.

Amy Spicer, la piloto de aeronaves eléctricas más joven del mundo. Imágenes cortesía.
  • Jacqueline Alvarenga | 15-12-2023.3:30 pm.

La historia de Amy Spicer ha servido de inspiración para cumplir los sueños. Esta menor de 10 años de edad es considerada la piloto de aeronaves eléctricas más joven del mundo.

Su pasión por las aeronaves eléctricas comenzó a los 7 años de edad, forjando un camino en lo que será su carrera profesional si ella sigue amando lo que hace en unos años.

De acuerdo con medios locales, Amy Spicer conduce los controles como toda una profesional. Sus tres años de entrenamiento han dado fruto para cumplir su sueño.

"Siempre supo que quería volar y desde los siete años comenzó su entrenamiento y ahora, tres años después, es quien conduce los controles", destacó Reuters en una entrevista que logró con la piloto de aeronaves eléctricas más joven del mundo.

Fue la propia menor que reveló que desde muy pequeña tuvo cierta simpatía con volar.

"Tenía dos y medio cuando dije por primera vez que quería volar. Tenía siete cuando tuve mi primer vuelo y creo que tenía ocho cuando lo hice en un planeador y comencé a tomar lecciones”.

Amy Spicer comenzó a tomar el control de las aeronaves eléctricas gracias a uno de sus instructores que le preguntó si quería volar, como tanto lo había soñado.

“La primera vez que mi instructor me dijo ‘¿quieres tomar el control?’ Estaba absolutamente petrificada, ya que había salido a tomar un par de vuelos antes, pero no tenía ni idea de cómo me dijeron", asegura la menor al relatar con un brillo en sus ojos su primera experiencia.

Esta pequeña piloto detalló que cuando tomó aquellos controle, simplemente sintió que era lo que tenía que hacer. "Simplemente, lo sostuve y sentí que ya tenía 21 años (...) lo sentí como un sueño”.