Una mujer ucraniana de 98 años, Lidia Stepanivna, relató cómo caminó 10 kilómetros bajo bombardeos, sosteniéndose con palos y durmiendo en el suelo, mientras huía de Ocheretyne, en Donetsk, ahora ocupada por Rusia, con la esperanza de llegar a zonas controladas por Kiev.
Ségun la policía ucraniana, Stepanivna, describió cómo caminó todo el día sin comida ni agua, cayendo exhausta varias veces antes de ser localizada por soldados ucranianos.
Stepanivna comparó la situación actual con la Segunda Guerra Mundial, afirmando que en aquel entonces su ciudad no había experimentado nada parecido. "Aquella guerra fue diferente. Yo también la viví. Ninguna casa fue quemada. Ahora las casas arden", lamentó.
La casa de Stepanivna fue destruida y sus familiares resultaron heridos en medio de los bombardeos. "Las cosas se pusieron patas arriba allí. Fue horrible", relató.
El Ministerio del Interior ucraniano informó que los militares encontraron a Stepanivna por la noche y la entregaron a la policía, quien la llevó a un refugio para evacuados. Al final del video, un policía le asegura a la mujer que sus familiares están a salvo y que su nieta la buscará al día siguiente.
La guerra en Ucrania, en su tercer año sin un final a la vista, ha dejado miles de muertos, ciudades y pueblos devastados, y millones de personas desplazadas.
Rusia ha intensificado sus ataques contra los ferrocarriles ucranianos, vitales para el comercio, el transporte de civiles y el suministro militar. El gobernador regional reportó ataques aéreos dirigidos en Járkov, con un saldo de un civil muerto y nueve heridos, incluyendo empleados ferroviarios.
El objetivo de estos ataques contra la infraestructura ferroviaria es paralizar los suministros militares, particularmente de material occidental, en preparación para una nueva ofensiva, según altos funcionarios de seguridad ucranianos.
Ucrania ha enfrentado crecientes desafíos en los últimos meses y teme una importante ofensiva por parte de Moscú en las próximas semanas, mientras la infraestructura ferroviaria sigue siendo vital tras la paralización del tráfico aéreo civil desde el inicio de la invasión rusa en febrero de 2022.